El periodismo lleva en su ADN la misión de establecerse en la sociedad como un servicio público para esclarecer la realidad de los hechos. Nosotros, Alejandra Morales Hackett y Francisco Guaita, somos dos periodistas independientes que llevamos más de año y medio realizando un documental alternativo sobre el proceso político en Venezuela, pero hoy la actualidad nos obliga a mirar y a alzar nuestra voz hacia Honduras. Queríamos compartirla con Usted sin apologías políticas, pero con compromiso a la verdad, y sobre todo, con solidaridad a los ciudadan@s hondureños.
Aquí les adjuntamos el comunicado que hemos escrito.Un cordial saludo.
A quienes se sienten comprometidos con la prensa digna
Tristes guerras, si no es amor la empresa.
Tristes, tristes. Tristes armas, si no son las palabras.
Tristes, tristes. Tristes hombres, si no mueren de amores.
Tristes, tristes.
Miguel Hernández
Decía Charles Bukowski que la censura es la herramienta de aquellos que necesitan esconder la realidad a sí mismos y a los demás. En estas horas aciagas que vive la República de Honduras, nos permitimos hacer un llamado a todos nuestr@s compañer@s periodistas de Iberoamérica, y muy especialmente a l@s hondureñ@s, para que sepamos aprovechar la adversidad y continuemos dignificando el oficio, militando del lado de la honestidad.
Al momento de redactar esta carta que necesitamos compartir con tod@s ustedes, se desconoce el paradero de la Canciller hondureña Patricia Rodas, insigne luchadora, y cercana colaboradora de nuestro documental; se ha secuestrado el Presidente de un país, legítimamente electo, se reprime al pueblo hondureño que ha decidido, a pesar de las tanquetas y los fusiles que les apuntan, ejercer el derecho legítimo que tienen de expresar su opinión, y no otra cosa: su opinión.
Hemos sido testigos con desolación y vergüenza, de la actuación de los canales de televisión privados de Honduras, que en una clara demostración de desprecio al pueblo hondureño, trasmiten dibujos animados mientras el Presidente constitucional ha sido secuestrado, vejado, y expulsado a Costa Rica; miles de hondureños y hondureñas se manifiestan en las calles a favor y en contra de la situación; cientos de soldados han tomado las principales ciudades del país, la Organización de Estados Americanos se declara en emergencia; y hay un importante número de dirigentes sociales y funcionarios del gobierno constitucional de Honduras, como la Canciller Patricia Rodas, desaparecidos.
Esta carta no está interesada en los directivos de esos canales de televisión, como decía Camus, la estupidez insiste siempre. Esta carta va dirigida a l@s compañer@s periodistas, como una demostración de la fe que necesariamente tenemos en much@s de ustedes. No pretendemos tomar partido, para eso está todo un pueblo capaz de decidir su destino, y es necesario que le procuremos el respeto que merece.
Los dueños y directivos de los medios de comunicación social, sólo tienen dinero, el verdadero poder es el de los trabajadores que pueden sacar una señal al aire, parar una rotativa, interrumpir revistas musicales radiales que pretenden acallar la estruendosa realidad de los hechos, en legítimo uso de sus atribuciones porque el periodismo no es solo oficio, es compromiso.
Vamos a ser más culpables de lo que dejemos de hacer que de lo que hagamos, no es digno guardar silencio ante la agresión y secuestro cobarde de una mujer. No hay diferencia entre Patricia Rodas, Ingrid Bethancourt, o Lydia Cacho. Las dos últimas deben en buena medida su sobrevivencia a la prensa honesta, consecuente y responsable, que se preocupó en hacer de sus nombres una consigna mundial, que fue su chaleco antibalas hasta que los cobardes comprendieron que contra la prensa digna, limpia y decente, ciertos cañones son impotentes.
La historia nunca nos perdonará el silencio. L@s periodistas somos responsables a estas horas, de la vida de Patricia Rodas, de la vida de Carlos Padilla, y de la vida de much@s herman@s hondureñ@s, sin importar su militancia. Nosotros tenemos el poder de decidir cuál artillería es más poderosa, si la de los cañones, o la de las palabras.
Nosotros, desde Caracas y desde Madrid, nos ponemos a la disposición para hacer todo cuanto haga falta para que se conozcan los hechos, para que retornen el diálogo y la paz, y exhortamos a nuestr@s compañer@s periodista@s de Iberoamérica y muy especialmente de Honduras, a un ejercicio ético y responsable del oficio, y si ese esfuerzo les supera, entonces les rogamos que no dejen que nunca nadie les llame periodistas, porque no lo son.
A Honduras, nuestro abrazo, y nuestra entera disposición, a nuestra amiga Patricia Rodas y a su familia, nuestra absoluta solidaridad, y nuestra infinita admiración. Estamos seguros que muy pronto compartiremos más conversaciones en cualquier mesa de Iberoamérica.
Francisco Guaita López-MuñozAl momento de redactar esta carta que necesitamos compartir con tod@s ustedes, se desconoce el paradero de la Canciller hondureña Patricia Rodas, insigne luchadora, y cercana colaboradora de nuestro documental; se ha secuestrado el Presidente de un país, legítimamente electo, se reprime al pueblo hondureño que ha decidido, a pesar de las tanquetas y los fusiles que les apuntan, ejercer el derecho legítimo que tienen de expresar su opinión, y no otra cosa: su opinión.
Hemos sido testigos con desolación y vergüenza, de la actuación de los canales de televisión privados de Honduras, que en una clara demostración de desprecio al pueblo hondureño, trasmiten dibujos animados mientras el Presidente constitucional ha sido secuestrado, vejado, y expulsado a Costa Rica; miles de hondureños y hondureñas se manifiestan en las calles a favor y en contra de la situación; cientos de soldados han tomado las principales ciudades del país, la Organización de Estados Americanos se declara en emergencia; y hay un importante número de dirigentes sociales y funcionarios del gobierno constitucional de Honduras, como la Canciller Patricia Rodas, desaparecidos.
Esta carta no está interesada en los directivos de esos canales de televisión, como decía Camus, la estupidez insiste siempre. Esta carta va dirigida a l@s compañer@s periodistas, como una demostración de la fe que necesariamente tenemos en much@s de ustedes. No pretendemos tomar partido, para eso está todo un pueblo capaz de decidir su destino, y es necesario que le procuremos el respeto que merece.
Los dueños y directivos de los medios de comunicación social, sólo tienen dinero, el verdadero poder es el de los trabajadores que pueden sacar una señal al aire, parar una rotativa, interrumpir revistas musicales radiales que pretenden acallar la estruendosa realidad de los hechos, en legítimo uso de sus atribuciones porque el periodismo no es solo oficio, es compromiso.
Vamos a ser más culpables de lo que dejemos de hacer que de lo que hagamos, no es digno guardar silencio ante la agresión y secuestro cobarde de una mujer. No hay diferencia entre Patricia Rodas, Ingrid Bethancourt, o Lydia Cacho. Las dos últimas deben en buena medida su sobrevivencia a la prensa honesta, consecuente y responsable, que se preocupó en hacer de sus nombres una consigna mundial, que fue su chaleco antibalas hasta que los cobardes comprendieron que contra la prensa digna, limpia y decente, ciertos cañones son impotentes.
La historia nunca nos perdonará el silencio. L@s periodistas somos responsables a estas horas, de la vida de Patricia Rodas, de la vida de Carlos Padilla, y de la vida de much@s herman@s hondureñ@s, sin importar su militancia. Nosotros tenemos el poder de decidir cuál artillería es más poderosa, si la de los cañones, o la de las palabras.
Nosotros, desde Caracas y desde Madrid, nos ponemos a la disposición para hacer todo cuanto haga falta para que se conozcan los hechos, para que retornen el diálogo y la paz, y exhortamos a nuestr@s compañer@s periodista@s de Iberoamérica y muy especialmente de Honduras, a un ejercicio ético y responsable del oficio, y si ese esfuerzo les supera, entonces les rogamos que no dejen que nunca nadie les llame periodistas, porque no lo son.
A Honduras, nuestro abrazo, y nuestra entera disposición, a nuestra amiga Patricia Rodas y a su familia, nuestra absoluta solidaridad, y nuestra infinita admiración. Estamos seguros que muy pronto compartiremos más conversaciones en cualquier mesa de Iberoamérica.
Alejandra Morales Hackett
http://www.youtube.com/watch?v=nrVwaK3apsQ&videos=NP_quWS2sfw
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